Curvas a la vista.

Las zonas de confort están para darnos un merecido respiro después de una tormenta, eso lo he aprendido con creces a lo largo de estos años. Y aunque me asomé al trampolín varias veces, siempre sentía que la piscina quedaba bastante lejos y me retiraba antes del impulso.

¿Pero qué me llevó al trampolín en primer lugar?

Vuelve a ser de madrugada y estoy aquí tecleando como otras tantas veces en las que he desbocado el alma y sin embargo esta se siente diferente. Recuerdo cuando empecé «La columna de Mosby» y me supuso un reto enorme el dedicarme a escribir cada día. ¡Pero lo disfrutaba muchísimo!

Y honestamente no sabía qué hacer con este blog, siempre me encontraba con la respuesta de: escribir aquello que me apetezca.

Pero lo sentía poco profesional o quizás algo que pudiera despistar a aquellos que me leían. Cuando sentí que estaba dejándome llevar, me pidieron que dejase este proyecto «porque ocupaba espacio en mi mente». ¡Qué irónico pensé!

Este lugar justamente hace lo contrario. Como si sacase las alfombras para quitarles todo el polvo que llevan encima.

Y es que este lugar se llama: Lo que no escribí ayer. Y por una razón.

En estos días estoy recuperando las ganas de conocer más sobre el marketing, de dedicarme a crear cosas y a dejar de dar tantas explicaciones, vueltas y sumergirme en los miedos más profundos para aprender algo nuevo. Aprender de mí.

Pues a ti, lector/a, no puedo prometerte que mañana habrá un poema, o un escrito como este o simplemente una carta a la agonía de mis momentos de overthinking.

Pero si puedo prometerte que habrá más. Habrá Tamara. Habrá.

Gracias y no me pierdas de vista, vienen curvas.

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